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Sociedad Cubana de Psicología

DOCTORA NOEMÍ PÉREZ VALDÉS (1926-2008)

Por

Jesús Dueñas Becerra

Psicólogo y periodista 

[…] Se plegó el lirio, y murió envuelto en sus hojas […].

José Martí. 

La doctora en Ciencias Psicológicas Noemí Pérez Valdés, profesora emérita de la Universidad Médica de La Habana, falleció en la capital cubana el día 7 de febrero de 2008, como consecuencia de un paro cardiorrespiratorio…, pero mi yo íntimo me susurra al oído que la verdadera causa de su lamentable deceso fue una aflicción espiritual y no una dolencia física: la pérdida gradual y progresiva de la visión -hace 8 años- la hizo detenerse en su infatigable caminar, y a partir de ese aciago momento, cuerpo, mente y alma comenzaron a morir… hasta que se produjo la partida definitiva al espacio infinito, cuya luz la iluminará eternamente.

La también Presidenta de Honor de la Sociedad Cubana de Psicología de la Salud era una de las figuras “clave” en el campo de la martiana ciencia del espíritu, a la cual hizo notabilísimos aportes desde los puntos de vista asistencial, docente-educativo, investigativo y editorial, ya que -junto a otros ilustres psicólogos- fue fundadora no sólo de la primera Sociedad de Psicología, que vio la luz en la mayor de las Antillas a mediados de los años 50 del pasado siglo, sino también de la Escuela -hoy Facultad- de Psicología, creada por el Gobierno Revolucionario al amparo de la Ley de Reforma Universitaria promulgada en 1962.

Desde las aulas de nuestra querida Alma Mater, donde formara a los primeros psicólogos graduados después de la alborada revolucionaria, despertó en sus discípulos el amor y el respeto al Psicodiagnóstico de Rorschach (asignatura que impartió hasta la eliminación de esa disciplina del diseño curricular de la especialidad), así como a la vida y la obra del genial psiquiatra suizo y a la psicología clínica, cuya teoría -adquirida en el medio académico- ella alternaba con la praxis en las salas y servicios del emblemático Hospital Psiquiátrico de La Habana, que dirigía el comandante, doctor Eduardo Bernabé Ordaz, quien la designó Jefa del Departamento de Psicología (1970) y Vicedirectora Docente (1976); función que desempeñara con eficacia e idoneidad hasta que su deteriorada salud visual se lo permitió.

La editora del desaparecido Boletín de Psicología (1978-1998) y miembro del Comité Editorial de la Revista del Hospital Psiquiátrico de La Habana les deja a las actuales y futuras generaciones de psicólogos un fecundo legado intelectual y espiritual que servirá de faro y guía a quienes ejercen esa noble profesión, percibida por la prestigiosa profesora de Psicología Médica como fuente nutricia de ética y humanismo.

La doctora Pérez Valdés honró con su membresía a varias sociedades científicas cubanas y extranjeras y representó cum dignitate a la patria de Varela, Martí y Fidel en eventos internacionales, a los cuales llevara el mensaje científico-humanista que caracteriza e identifica a los profesionales de la Psicología que viven y crean en la ínsula caribeña. 

Si bien soy un fiel amante de la prédica martiana no podré cumplir al pie de la letra uno de los aforismos del Apóstol: en presencia del dolor no es recomendable escribir, porque los sentimientos nos pueden traicionar, porque una de las últimas veces que hablé con la doctora Pérez Valdés, me pidió que como homenaje póstumo a su memoria escribiera su semblanza…; en esa ocasión, le prometí que lo haría; por consiguiente, estoy en la obligación ética de satisfacer ese acto de última voluntad, ya que es una forma sui generis de manifestarle el afecto y la consideración que, en los buenos y en los malos momentos de su existencia, siempre le dispensara a quien nos deja en la mente y en el alma la caricia de la seda y el sabor de la miel.

En paz descanse, doctora Noemí Pérez Valdés, que usted cumplió con creces la obra de la vida y para concluir cito una inscripción latina (modificada): “No hay elogio adecuado para tan gran mujer”.              

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